Gracias Juanga: Las 7 cosas que aprendimos de ti

Hace una semana, los corazones de México cantaron las canciones de Juanga como suele ser costumbre. Sin embargo, en esta ocasión cantamos “Amor Eterno” a la misma pluma que creó composición tan hermosa, despidiéndolo con su propio canto y dándole un reconocimiento al lazo tan estrecho que el Divo de Juárez tuvo con cada uno de los mexicanos.

Y es, sin duda, un fenómeno muy cierto: es común que, al momento de la muerte de una celebridad, todo mundo se declare su fan incondicional aún y cuando apenas conozca su obra, pero el caso de Juan Gabriel es totalmente opuesto: al ser autor de más de 1,800 canciones, todos nos conectamos con sus letras, al menos una vez en nuestras vidas.

¿Y qué tiene que ver esto con la mercadotecnia?

Todo. Lo tiene que ver todo, pues Juanga logró –tal vez sin notarlo- lo que todo mercadólogo sueña con lograr algún día: entender el corazón de su público y conectar con ellos a la perfección.

En Macumba, cada uno es fan del gran Alberto Aguilera, y juntos identificamos 7 lecciones de vida (y de marketing) que su vida nos enseñó.

1. Sé tú mismo: reconoce lo que te caracteriza, el motivo detrás de tu esfuerzo y lo que más te hace feliz, para así vivirlo todos los días. Lo que se ve no se pregunta y por eso no le debes explicaciones a nadie. ¡Sólo comparte lo mejor de ti!
2. Vive lo que piensas: los ideales que más te inspiran deben notarse en todo lo que haces y ser su verdadero motor.
3. Transforma lo que vives en algo nuevo: cada tragedia, triunfo, amor o desamor puede (y debe) inspirar las ideas detrás de tu trabajo, especialmente si tu objetivo es conectar de verdad con la gente.
4. Haz algo diferente todos los días: el talento ignora todas las etiquetas y géneros y es algo que Juanga dejó muy claro al llevar su corazón al pop, ranchero, bolero, rock and roll y muchos estilos más. ¡Nunca digas “eso no va conmigo”!
5. El talento no descansa: la única forma de crecer como un ser humano lleno de talento y logros es retándote al fijar metas cada vez más grandes; sólo así uno descubre su verdadero potencial.
6. Valora (y apoya) a quienes te rodean: nunca perder el suelo ni el contacto con la realidad que nos rodea, trabajar para quienes nos han permitido llegar tan lejos y corresponder a su confianza con apoyo incondicional.
7. El amor que das es el amor que recibes: hasta las estrategias más ambiciosas no son nada si en ellas no está el corazón de su gente; ama lo que haces y convierte a tu trabajo en un vehículo del amor que necesita en este mundo. Juanga es la muestra de que, al hacerlo, recibes un amor que trasciende generaciones.

Sólo 7 cosas son insuficientes. Nos dejaste al menos 1,800 formas de hablarnos de lo que siente el corazón, el tuyo o el de tu gente (¿acaso se siente la diferencia?) recibimos de ti sin pedir nada a cambio y tú recibiste todo el amor de un pueblo.

Ahora queda en nosotros hacer de ese amor la base de nuestro futuro, vivirlo como el amor eterno que nos conecta con los demás de la forma en que tú lo viviste.

Muchas gracias Juanga.

Gracias por dejar tu corazón aquí con nosotros.

Descansa en paz.: 1950-1966